Escena I: en algún dormitorio, pasadas las 23. Dos personas conversan frenéticamente por celular. Los conocedores le llamarán a esta práctica sexting.

“Ya estoy en la cama”, inicia el argumento. “¿Necesitás compañía?”, pregunta el receptor. La apuesta sube con una nueva respuesta. “Contame que me harías”, solicitan... Minutos después el teléfono vuelve a vibrar con un archivo adjunto. “¿Qué hacés? ¿Por qué me mandás una foto de tu pene?...”. 

Sexualidad: ¿por qué ellos comparten fotos?

Al igual que la seducción cara a cara, el “cachondeo” digital tiene sus reglas. Y, quienes las desentiendan, pueden caer en faltas tan graves e indecorosas como el envío de dick pics no solicitadas. Un término en inglés que alude a las imágenes que los hombres comparten de sus genitales.

“En la cuarentena el cybersexo se mostró efectivo para los baches sexuales entre parejas adultas, pero hay que medir con cuidado la interacción. De lo contrario podemos normalizar situaciones incómodas como el envío de esas fotos. Los intercambios erógenos son positivos siempre que exista consentimiento. Si no es otra forma de acoso hacia la mujer”, comenta la sexóloga Constanza Escalante.

La inquietud está en que para miles de mujeres estas selfies fálicas (propias del cortejo digital) fuerzan la intimidad cuando no son pedidas de antemano.

“Las dick pics hablan también de relaciones de dominación y de la autosatisfacción masculina sin pensar en el otro. Para transmitir la emoción adecuada es esencial respetar la confianza que se nos brinda”, agrega la especialista.

La clave pasa por leer bien el contexto de interacción y jamás obligar al destinatario a la retribución. “Cuando hablamos de compartir contenido en formato pene las buenas intenciones y excusas abundan. Para chequear que la exhibición no sea violenta solamente tomate unos minutos y textea un '¿qué te gustaría que te muestre?'”, recomienda la sexóloga Maira Lencina.

La peligrosidad del asunto es diferente y mayor con los menores de edad. “En el caso del grooming o la divulgación de contenido pornográfico a niños ya juegan cuestiones y castigos de orden legal”, advierte Lencina.